Buscando en las estrellas
aunque sea una pista de ella
me lleve la sorpresa de mi vida
al darme cuenta de que estaba en un laberinto sin salida;
busqué una manera pronta de escapar,
pero me di cuenta de que no lo iba a lograr.
Pues estaba en el peor lugar
¡Y yo que sólo quería jugar!
Por hacerme la valiente
y actuar de una manera inconsciente
en camisa de once varas me enredé,
sin darme cuenta yo me enamoré.
Después de todo, de eso siempre hablé.
Aunque ahora lo admito; sólo blasfemé.
Pues al principio de éste cuento
yo no era capaz de germinar ningún sentimiento,
mi ego me tendió una cruel emboscada
y entre mis propias mentiras quedé atrapada.
Ahora que puedo admitir que la amo a conciencia
no sé nada de ella, sólo tengo su ausencia.
Se me termina el tiempo y no puedo salir,
empiezo a creer que en éste sentimiento he de sucumbir.
¡Qué feo se siente ésta maldita soledad
que me ataca todo el tiempo sin piedad!
He quedado totalmente expuesta a su merced,
pues no siento frío, ni sueño; sólo está maldita sed.
Sed de tenerla a mi lado
como lo fue en un día pasado.
Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde
y hoy esa cruel verdad me muerde.
Sólo quiero tenerla entre mis brazos...
Y después... ¡Que el mundo se haga pedazos!
-
Mariana'Vera
Agosto, 2013.
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