sábado, 22 de noviembre de 2014

Una noche de noviembre

Pintura: Diego Dayer

El arrepentimiento sobra en este lugar
pues sobra decir que lo hecho, hecho está.
Impúdica culpa me asecha
mientras que una niña, en soledad llora.

Preguntas no formuladas tuvieron respuesta,
corazones sanos estallaron en mil fragmentos
y en el denso silencio de la noche
es cuando oscuros se unen nuestros lamentos.

Con el viento llegó el fingido reproche;
los labios se abrieron, las palabras volaron
y una noche de noviembre cayeron sus lágrimas
rodando a quemarropa por sus mejillas de durazno.

Cyrano no ha muerto después de todo.
Poseyó mi lengua y mi voz,
ingenuamente ayudó para que un asno
tuviera el goce de enamorar a una doncella.

Y ahora burlón el destino aparece
celebridad esperada, iluminada por la luna
y ahora, apenada mi pluma enmudece
esperando ocasión de hablarle a ella, a ella.