miércoles, 30 de marzo de 2011

Capitulo II "He esperado mucho por ti"

Pasaron al rededor de 5 minutos, mientras Sara trataba de siquiera imaginar el porqué de su huida tan repentina, del porqué al miedo que vio en los ojos de sus padres, a las lágrimas de su madre y la actitud desesperada de su padre. 
-¿Cómo te llamas muchacha?-
preguntó el policía a Sara tratando de distraerla de su preocupación, que aunque no sabía cuál era esa preocupación, era evidente que la estaba atormentando.
-Sara- dijo ella, sin dar muestras de querer continuar con la conversación, mientras sus ojos divagaban al rededor de toda la patrulla, una mancha situada al centro del camino visible por el retrovisor la obligó a regresar la mirada hacía ella, era una mancha que andaba arriba y abajo por la carretera y que, aceleradamente, se aproximaba hacía la patrulla. Volteó la cabeza y medio cuerpo hacía atrás para poder ver con más claridad que era aquello que se avecinaba y pudo  distinguir a un gran enjambre de unos bichos parecidos a las termitas que deboraban todo lo que a su paso encontraban. Los ojos de Sara se abrieron cuanto les fue posible y tratando de no perder detalle de lo que, increiblemente, estaba viendo. Fue cuestión de segundos que pudo distinguir que detrás de las termitas venían caminando tres mujeres a un paso sobrehumano, a las cuales la presencia de las termitas no parecía inquietarles en lo más mínimo. 
Fijó su atención en las mujeres unos segundos, los suficientes como para no darse cuenta de que las termitas habían llegado hacía donde estaba la patrulla, el sonido de el enjambre la hizo mirar hacía arriba y se dio cuenta de como las termitas deboraban el techo del vehículo y ante sus ojos, pasó algo que jamás en su vida olvidaría. Las termitas tal cual se comieron el techo de la patrulla, comenzaron con el oficial y antes los ojos de Sara, éste se desvaneció.  En cuestión de segundos llegaron hasta Sara las tres mujeres.


Sara miró atenta a las mujeres de arriba a abajo, llevaban ropas diferentes a las de su pueblo, era obvio que no eran de ahí. Estaba sumergida en sus propios pensamientos cuándo la que era, al parecer, la líder de aquellas mujeres habló: 
 -Sara, cuánto tiempo ha pasado- 
dijo mientras  a pasos cortos comenzaba a dar vueltas al rededor de Sara, 
-pero mira nada más como has crecido-
dijo la mujer mientras pasaba el dedo índice de su mano derecha por una mejilla de Sara, desde la cien hasta el cuello y siguió andando. Sara no comprendía el por qué de las palabras de ésta mujer, "cuánto tiempo" ¿Por qué éstas palabras? Sara estaba segura de no haberla visto nunca antes en su vida,"Mira nada más como has crecido" ese comentario era aún más desconcertante, puesto que, si se guiaba por el aspecto de ésta mujer, no pasaría los 28 años de edad, ¿Cómo sería posible que tuviera conciencia de cuanto ha crecido o no  Sara?
De repente, armandóse de valor y sacando fuerza de todo su ser Sará cuestionó:
-¿Quién eres?- 
dijo con apenas un hilo de voz y una voz sofocada por el miedo. 
Las dos mujeres que acompañaban a su líder comenzaron a reír de forma sarcástica y burlona. 
-¿Escuchaste Cassandra? ¡Quiere saber quien eres!- 
dijo una de las dos mujeres mientras se retorcía de risa.
-Si, la he escuchado- 
dijo Cassandra mirandola a manera que entendiera que debería de guardar silencio.
-Soy ahora, tu presente y tu futuro-
Dijo Cassandra en un tono de voz tan seco y hueco que pareciera no ser humano, mismo tono de voz que provocó que por la espalda de Sara corriera un escalofrío. 
-¿Por qué yo?, ¿Qué quieres de mi?-
preguntó Sara mirando a Cassandra que seguía rodeandola de forma amenazadora, como una leona que rodea, silenciosa y agilmente a su presa.
-Es simple, querida Sara, ¡Te quiero a ti!-
Dicho esto Cassandra giro la mirada hacía sus dos acompañantes y les ordenó:
-Ustedes, consigan un vehículo, ¡PRONTO!-
Las dos mujeres, como por acto de magia salieron corriendo en dirección al pueblo. Mientras tanto Sara y Cassandra tomaban asiento a la sombra de un árbol.
-¿Me tienes miedo?- 
le preguntó Cassandra a Sara, quien solo se limito a mirarla, dando con esto una afirmación a su cuestionamiento. 
-No me temas querida-
dijo acercandose a Sara y continuó:
-Yo soy Cassandra y te aseguro que podré ser muchas cosas, todo lo que quieras si es preciso, pero nunca una ladrona, nunca tomaré algo que por ley no me pertenezca. Y lo siento, querida, pero tú, me perteneces-
Sara volteo a verla con incredulidad asomando a sus ojos. 
-¿Cómo puedo pertenecer a quién no he visto nunca en mi vida?-
Preguntó Sara mirando fijamente a los ojos a Cassandra.
-Querida, te lo diré por tu bien, si valoras tu vida NUNCA vuelvas a mirarme a los ojos ¿Quedo claro?-
Sara asintió con la cabeza volteando hacía la carretera.
-Verás, esta es una larga historia y viendo que es un largo viaje, te la contaré en el camino, por ahora basta con que sepas que he esperado mucho por ti-
En seguida llegaron Mónica y Barbara, las dos acompañantes subidas en un convertible y sonando el claxon. 
-Anda, subete- 
dijo Cassandra tomando de la mano a Sara e invitandola a seguirla a subir al coche.
Ambas mujeres subieron al coche y así comenzaron con un largo viaje y con una larga historia por contar.

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