jueves, 15 de septiembre de 2011

Carta para un destinatario sin nombre.

Guadalajara, Jalisco, México.
Miércoles 14 de Septiembre de 2O11.

Para ti bella condena,
creador de mis dulces alegrías y mis tristes desconsuelos:

Hoy amaneció nublado y sospecho que es por causa tuya, pero más que eso por causa de este inmenso amor, amor que he profesado con la más triste devoción. Amor que me ha costado noches enteras de desvelos, de lágrimas y risas a tu lado, siempre indispensable como los más fieles amigos, pero callado y solitario como esos viejos amores perdidos. Este amor que me está matando y que efectivamente sentía morir cada vez que te acercabas a mi sonriendo, tranquila y despreocupadamente y en tus lindos ojos negros iba adivinando que éste amor era y será para siempre.
El día amaneció nublado y es por qué me faltas tú, motivo de mis alegrías y causante también de muchas agonías. Me faltan tus palabras, tus sonrisas y tus miradas. La ciudad se ha tornado un lugar vacío sin ti, sin tus bromas, tu sentido del humor y todas tus carcajadas.
El día amaneció nublado y quise aprovechar para escribirte esta pequeña y breve carta, para poder decirte en ella todo eso que ha pasado por mi vida, para encontrar en ti mi desahogo, después de todo eres tu el indicado, después de todo eres y serás siempre mi amigo.
El día amaneció nublado y encontré por fin en él el valor para escribirte lo que por tanto tiempo intente no sentir, evoco nuevamente a todo mi amor para expresar el por qué de mi vivir.
El día amaneció nublado, pero cabe mencionar que no siempre ha sido así, pues cuando te tuve junto a mi no falto el día soleado, no falto noche en la que yo no hubiera soñado con que tu pensabas en mi. Toda mi vida ha sido siempre lo mismo; derrota tras derrota, fracaso tras fracaso, solo tu querido amigo, solo tu has sido a mis ojos un triunfo, el mejor regalo.
Agradezco infinitamente el haberte conocido y aborrezco de igual manera decirte que ahora me despido, que ya es el tiempo de marcharme, de volver a mi cotidianidad, a mi vida normal, una vida normal en la que tu ya no estás, una vida sin sonrisas, sin nuevas cosas; de nada de eso ya soy capaz.
El día amaneció nublado y me hizo sentir triste pero inspirada, las nubes y la amenaza de lluvia de recordaron que sigo enamorada. Enamorada de ti, quizás de tu recuerdo o quizás de una simple ilusión, quizás todo junto o quizás nada de lo anterior. El cielo gris me habló y me hizo comprender que solo soy una simple aprendiz en estos los caminos del amor.
Así pues, fue como he tomado el valor de escribirte estas lineas para ti, pero ahora falta ver si tengo el valor para hacerlas llegar hasta el lugar en que de ti me despedí.


Atentamente tu fiel amiga, humilde servidora y eterna enamorada:

Mariana'Vera

Posdata: Más que escribirte mi corazón lo que anhela es poder mirarte, tocarte, amarte........

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