domingo, 27 de marzo de 2011

Capitulo I "El regreso"

Eran justo las 3:OO pm, el momento en que el sol brillaba en todo su esplendor, el camino parecía inacabable, y pensó jamás llegar. De pronto miro un letrero, "Santa Ana de Guadalupe a 80 km" sintió un poco de alivio al ver esto, pasar más de 5 horas al volante y saber que estás a menos de una hora es a cierto tiempo, reconfortante. 
Trato de ir un poco más a prisa, lo único que quería en esos instantes era llegar al pueblo, ver a sus padres y marcharse nuevamente a su querida ciudad. Pasaron los minutos, por alguna razón o quizás varias los sintió más largos de lo que  los había sentido jamás, fue llegando a su pueblo natal y miró que todo estaba diferente, el ambiente estaba sumamente pesado, el lugar se veía árido, abandonado y hasta cierto grado, podría decirse, destrozado. Pasaron muchas cosas por la mente de Sara, pero decidió no prestar atención de eso, después de todo, solo pasaría la noche ahí y por la mañana siguiente regresaría a su vida normal.


En eso estaba cuando comenzó a ver casas, -Por fin- dijo para sí misma, después de todo era justo decir que era un fastidio llegar hasta ahí. Salió de la carretera y observo que en realidad, el pueblo estaba casi abandonado en su totalidad. Llego hacía una casita situada en una esquina frente al billar del pueblo, de pronto Sara recordo que cuando era pequeña, siempre, en domingo como ese día el billar estaba a reventar, pero ahora que lo veía no había una sola alma en el lugar, a excepción del dueño por supuesto que se encontraba dormido en una amaca afuera del establecimiento. -Que raro- pensó y bajo del coche rumbo a su casa. 

-Hija, que bueno que llegas- 
Dijo su madre con lágrimas en los ojos, pero por alguna razón Sara miró más allá de los ojos de su madre, en ellos había miedo y preocupación, más de la que nunca la había visto tener. Sintió un escalofrío recorriendo su espina dorsal y no pudo decir palabra alguna. 
-Pasa, Sara, adelante-
Dijo Marco Hernandez, su padre. Y abriendo un poco más la puerta para que pasara, Sara entró. Su casa no era ni el recuerdo de cuando se marchó, aunque llevaba ya más de 6 años que se fue de casa recordaba muy bien todo. Y ésta definitivamente, no era su casa, estaba semi vacía y los muebles que aún quedaban estaban rotos y desgastados. 
-¿Que ha pasado aquí?-
Pregunto Sara mirando a sus dos padres con mayor desconcierto del que su cara podría mostrar en ese momento. 
-No pasa nada hija- dijo su madre limpiándose las lágrimas y continuó -Pero si hay algo que tanto tu padre como yo, queremos pedirte, queremos que te marches a tu casa, que tan pronto como podamos iremos nosotros a verte-
Sara miro a su madre como reprochándole las 6 horas que había viajado para llegar hasta ella.
-¿Qué? ¿Cómo? No mamá, ¿Te has vuelto loca?-
No encontraba palabras para demostrar su disgusto ante lo que estaba escuchando, cuando su padre se acerco con lágrimas  en los ojos y la tomo del hombro.
-Hija, ahora no hay tiempo de explicaciones, ella sabe que vendrás y te ha estado esperando por mucho tiempo, ahora lo importante es que te marches cuanto antes-
Dijo Marco tratando de aguantar el dolor y miedo que sentía. Sara no sabía que hacer, deseaba que todo fuera una broma y que sus padres fueran, por lo ya visto, unos actores de primera. Estaba en éstos pensamientos cuando sonó la puerta de la calle.
-Hay no puede ser, ya  llegó-
Dijo Andrea a su marido sin saber que hacer para esconder a su hija. Después de pensarlo por escazos segundos por fin Marco resolvió.
-Andrea, anda llévate a Sara por la puerta de atrás, yo ganaré tiempo con Cassandra, ¡CORRE!-
Andrea como por arte de magia hizo lo que su marido le ordenó y salieron las dos mujeres por la puerta de atrás hasta llegar a un corral.
-Vamos Sara vete ya-
Sara no supo que hacer, simplemente tomó su bolsa y comenzó a correr hasta llegar a la carretera, dónde siguió corriendo hasta que una patrulla de caminos federales la detuvo y le pregunto el oficial:
-¿Que pasa muchacha? ¿A donde vas tan desesperada?-
Sara lo miro con alivio y con  un hilo de voz y respirando hondo le dijo 
-A México oficial-
El oficial miro al frente por unos instantes y le dijo
-Yo no llego hasta allá muchacha, no sé que haces por acá de hecho, pero te puedo acercar, allá verás como llegar, sube-

Sara subió a la patrulla y el oficial acelero.

C   O   N   T   I   N   U  A   R  Á   .   .   .

2 comentarios:

  1. =) FELICIDADES MARI!!! LLEVAS BUEN COMIENZO!!!!(Y) !!!TKM!! <3

    ResponderEliminar
  2. Yo también te quiero mucho Germán, me da gusto que te haya gustado <3

    ResponderEliminar